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lunes, 7 de abril de 2014

Puerto San Julian I

Decididamente no tengo idea de como empezar... La experiencia en San Julian fue tan cambiante y tuvo tantos "condimientos" que me veo obligado a dividir mi estadía en dos entradas diferentes. Aquí va la primera:




Llegué a Puerto San Julian el viernes 28 de marzo por la mañana. Un pueblo muy tranquilo que tiene una larga avenida y una vez transitada completamente, se llega a la costanera. Creo que el primer gran impacto es ver la "Nao Victoria", el barco a escala real en el que llegó Magallanes. Tienen una representación del mismo con las figuras de algunos tripulantes (por supuesto entre ellos, Magallanes), un guanaco que se llevaron a España y lo mas interesante (y molesto a mi entender), dos Tehuelches que se llevaron a la fuerza atados con grilletes quienes fallecieron durante el viaje. El caso es que no hacen ningún tipo de mención a ese asunto y las figuras están libres, como estoicas esperando su partida. Sinceramente, no me agrada ver ese tipo de cosas y mucho menos que no se cuente la historia como fue para proteger ciertos intereses.
Otro de los símbolos que aparecen es un "Mirage" de la guerra de Malvinas en homenaje a los héroes de aquel sin sentido. Cuando llegué y vi esa plazoleta decidí quedarme hasta el 2 de abril en ese sitio. Sentí que sería muy importante presenciar ese acto justo ahí. Deseo aclarar para los lectores que no sean Argentinos, que el 2 de abril se cumplieron 32 años de la guerra de Malvinas y que en nuestro país es una fecha de mucho dolor y profundo respeto.


Luego de dar un par de vueltas por San Julian, fui hasta el Consejo Deliberante para reunirme con Juan Pereira, contacto que previamente me había hecho muy gentilmente Emanuel Niel, un muchacho que conocí en una entrevista cuando aún estaba en Bahía Blanca. Una vez reunido con Juan, enseguida me consiguió las direcciones de las escuelas, me consiguió una entrevista para la radio local y me envió a hablar con la responsable de la oficina de género de la ciudad. Todo iba sobre ruedas así que enseguida me puse manos a la obra para activar los proyectos. Tuve las reuniones pertinentes y luego de presentarme y contarles sobre mi proyecto, quedamos para iniciar las actividades el lunes por la mañana en la escuela n°4. Sentía una alegría muy especial porque al fin se había destrabado el proyecto "Creciendo con Derechos".
El fin de semana "se llovió todo" así que lo pasé dentro de la kombi en la estación de servicio de la ruta que por solo $5 me permitía bañarme con agua bien calentita. Si bien estaba incómodo y con frío, valía la pena esperar para poder trabajar en las escuelas.

El lunes trabajé en 4° y 3° grado y los niños estaban muy receptivos, atentos y con ánimos para poder llevar a cabo el taller perfectamente.
El martes era feriado por el "Día del veterano y caídos en Malvinas", así que fui al acto pero me llamó la atención cuando advertí que no eramos mas de 50 personas. Creo que sería interesante que le demos mayor interés a esta clase de actos, pero es solo mi humilde opinión.




El miércoles trabajé en la escuela n°75 y nuevamente el resultado fue el esperado, los chicos muy contentos e interesados en el taller y sobre todo en aprender acerca de los Derechos de los Niños. Tenía planeado quedarme solamente hasta el jueves, día en que terminaría con las escuelas, así que intenté vender un algo en la costanera pero no tuve demasiado resultado. Pude vender dos tazas y conocer a Patricia Mandarino y Carlos Aristimuño con quienes pude charlar un buen rato y me regalaron una tarta. Imagínense lo que significa para mi que hagan algo así que venía comiendo galletitas de agua jajajaj. También tuve la oportunidad de conocer a otro Carlos, un Formoseño que se fue a vivir a San Julian hace dos meses y trabaja en el tendido eléctrico de la mina de oro y plata. Con el también pude compartir una muy buena charla y unos ricos y calentitos mates.


El jueves todo cambiaría. A la mañana fui a la escuela a terminar con el taller y a la tarde volví a la costanera para intentar vender mas tazas. Conocí a una pareja de Buenos Aires que venía paseando y recorriendo el sur y enseguida nos pusimos a conversar con buena onda. El sol fue escondiéndose y de repente sucedió un encuentro mágico... (continúo mañana escribiendo en Puerto San Julian II, disulpen las molestias).







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